domingo, 31 de octubre de 2010

El (pequeño) milagro de Nagoya

Parece finalmente que el sol salió en Nagoya...
Aunque no ha logrado conformar a todos, especialmente a los ambientalistas, los 193 países que ratificaron el Convenio sobre Biodiversidad, acordaron durante la décima reunión que tuvo lugar en Japón que por los próximos 10 años se protegan el 17 por ciento de los espcacios terrestes y el 10 por ciento de los marinos.
Aunque estos números de por sí resultan un avance importante(actualmente se encuentran protegidos el 13 por ciento de los terrestes y el 1 por ciento de los marinos), los defensores de los recursos naturales esperaban llegar al el 20 por ciento de las áreas.
¿Por qué? Hay muchas razones, la más importante es que las especies animales y vegetales están desapareciendo a un ritmo mil veces más rápido que la naturaleza, un quinto de la riqueza biológica mundial está en riesgo de extinción.
Por otro lado, la necesidad de financiamiento no está totalmente acorada, por más que exista un compromiso a resolver el tema. Los gobiernos están pidiendo que el sector privado ayude en este sentido.
Y otro factor es que Estados Unidos no forma parte del Convenio sobre Biodiversidad,ya que no lo ha firmado ni ratificado.
Pero si algo tienen que festejar los ecologistas, activistas sociales y países en vías de desarrollo ricos en biodiversidad, es que se aprobó un Protocolo de Acceso y Reparto de Beneficios (ABS, en inglés) , uno de los caballitos de batalla de las naciones emergentes para dar el visto bueno a las nuevas metas de protección. El ABS significa un duro revés para la industria farmacéutica, ya que establece que los beneficios y ganancias obtenidos por la explotación de recursos naturales en sean compartidos a los países que les proveen de esos insumos.
Es algo antes que nada, seguramente, pero hay que seguir trabajando y exigiendo que se siga trabajando por la salud y bienestar de nosotros y de las futuras generaciones.

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