En un clima de gran optimismo, contrario a los últimos días, comenzó la esperada COP15 en la capital de Dinamarca. (¿Realidad, especulación, o ironía pura?). La jornada inicial, con discursos que intentaron una vez más llamar a actuar a los países, dejó algunas cosas para mostrar:
Otra muestra de voluntad del gobierno de Estados Unidos. La agencia de protección ambiental (EPA) reconoció que la contaminación ambiental es un problema de Salud Pública, lo que habilitaría a Barack Obama a tomar medidas sin tener que recurrir al Parlamento, entre otras cosas, disponer medidas de recorte de emisiones de CO2.
China anunció que podría recortar sus emisiones si los demás países están dispuestos a hacerlo, y si su PBI (su economía) sigue creciendo.
El “Climagate”, la filtración de mails de algunos miembros de la comunidad científica que investiga sobre el cambio climático insinuando que se están modificando las cifras para mostrar un escenario dramático, fue condenada tanto por las delegaciones como por los investigadores. Aún así llama un poco la atención la ligereza con la que se tomó el asunto: si alguien quiere boicotear todo el proceso ¿no sería bueno encontrarlo?
La presencia de ONG ambientalistas de todo el mundo que participan como “observadoras” del proceso de negociación: su trabajo es un aporte muy valioso para todo el proceso de negociación, en la cual destacan lo que les parece justo, y “mandan en cana” a los países cuyos representantes no se comportan a la altura de las circunstancias. Esto último lo hacen con la entrega diaria de los premios “Fósiles del día” al final del día, anunciados en un estilo hollywoodense y cómico a la vez.
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